Ayer se cumplieron 65 años de que el bombardero Enola Gay, pilotado por Paul Tibbets soltara a Little Boy sobre Hiroshima. Si mal no recuerdo o según cuentan las historias, el teniente coronel Tibbets era el único de la tripulación del B-29 que sabía lo que albergaba Little Boy en sus entrañas, un corazón de uranio diseñado para la destrucción. Fue lanzado a unos 9.450 metros de altura y explotó sobre la ciudad a unos 600 mts matando al instante alrededor de 140.000 personas. La foto sobre estas lineas corresponde al "hongo atómico" que se formo sobre la ciudad luego de la explosión.
Tan sólo 3 dias después Fat Man fue lanzado por el B-29 Bockscar sobre Nagasaki exterminando a otras 80.000 personas. Estos 2 regalitos atómicos acabarian significando el final de la Segunda Guerra Mundial al anunciar Japón su rendición incondicional el 15 de agosto de 1945.
Como un seguidor de la historia bélica he leido mucho sobre este tema y el impacto de las unicas 2 bombas atómicas que han sido detonadas sobre ciudades. Pero lo que más me ha impresionado son historias de gente que por esas ironías de la vida estuvo presente en ambas explosiones y sobrevivieron. Desde es época no se ha vuelto a utilizar este tipo de bombas sobre ninguna población. Pero siempre quedará en el recuero de muchas personas tanta destrucción y tanto daño sobre estas ciudades y lo retorcido que pueden llegar a resultar algunas invensiones del hombre, el unico ser capaz de destruir en segundos lo que tarda años en formarse.
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